1943 Dec 16 - mi padre ha vuelto a la selva


México, D.F.
16 de diciembre de 1943

Querido Blue-Eyes:

No puedes imaginarte la serie de emociones que sufrí cuando por primera vez trataste de comunicarte conmigo por teléfono y no pudimos oírnos. Pensé que me hablabas para decirme que ese mismo día te mandaban al frente y que te irías sin que siquiera hubiera sido posible hablarte. Estuve verdaderamente desesperada y sin saber qué hacer. Pero cuando llegué a la casa el domingo en la noche y Gabriel me dijo que me habías vuelto a llamar, me tranquilice y esperaba a cada instante oír sonar el teléfono. Por fin el lunes llamaste, pude oír tu voz con toda claridad y hablarte y decirte todo cuanto quise sin importarme las gentes que estaban en mi oficina y que oían perplejas mi conversación contigo.

Cuánto te agradezco que me hayas hablado, fue como si me quitaran un peso del corazón y ahora me siento como aliviada de una grave enfermedad.

¿Sabes? Vivo con la idea fija de que la guerra se acabará antes de que tengan necesidad de mandarte a ti con otros hombres al frente.

Además de lo mucho que trabajo, estoy nadando todos los días y tengo que salir de la casa cuando todavía está completamente obscuro, más ahora que acaban de adelantar los relojes. En la "Y" estamos en vacaciones y cómo no hay servicio en el tanque me estoy yendo a nadar hasta el Chopo, es alberca al aire libre, el agua está helada y nado bajo la luz de las estrellas. Sólo así logro tener un poco de paz y ahuyentar la amargura que tu ausencia y nuestras circunstancias traen consigo. Pero no pensemos más en esto, esta odiosa guerra se acabará pronto y tú volverás sano y salvo.

Me dices en tu última carta que tienes alternativamente acceso de ira y de sentimentalismo, Henry, eso no es nada nuevo, siempre los has sufrido, cuando yo te hablaba del mal estado de tus nervios tú te enojabas conmigo pero es absolutamente cierto. En la mayoría de las veces no obrabas como persona normal, tus exigencias, tus caprichos eran tantos que realmente había veces que yo no sabía qué hacer. Esto no es un reproche de ninguna manera, es sólo para hacerte ver la necesidad de que te sometas a un tratamiento médico, de que te cures, porque si antes, cuando vivías en nuestro lindo México, cuando me tenías próxima tu mal era ostensible, ahora en las circunstancias difíciles en que nos hallamos, la cosa puede ser peor y yo no quiero que cuando vuelvas, comencemos nuevamente a pelear a discutir y a hacernos la vida pesada mutuamente. Ya en una de mis cartas anteriores te decía que en cuanto estuvieras aquí de regreso iríamos a ver a un buen neurólogo y ahora confirmo mi idea.

En esta última carta que me escribes, noto que tus juicios son más serenos y tus ideas y observaciones más claras. Debías llevar un cuaderno de notas sobre todas tus impresiones para que cuando pase esta pesadilla, cuando ya nos sintamos a salvo, las leamos y comentemos y veamos si podemos sacar de ellas alguna conclusión útil.

Me cayó en gracia lo que dices respecto a la "docena de pequeños Schnautz", y a que si los tuviera, tendría más descanso del que tengo ahora. Posiblemente, pero si antes tenía la convicción de que este cochino mundo no es digno de albergar a un hijo mío, ahora no me cave la menor duda sobre ello. Así pues, dejemos a los pequeños Schnautz vivir sólo en nuestro pensamiento que es limpio y en nuestro corazón que es bueno y no los echemos sobre esta tierra a sufrir el mal de Caín. Si quieres, podemos pintarlos sobre un papel, les podemos poner mejillas y labios sonrosados, coletitos rubios y unos ojos azules tan lindos como los tuyos. Así podremos verlos sonreírles y hasta acariciarlos sin traerlos a este fango. ¿De acuerdo, papá Schnautz?

Me apena mucho lo que me dices de tu papá. En cuanto a tu mamá ya no es nuevo eso de que trabaje 27 horas diarias pues creo que esa ha sido su jornada normal siempre.

Mi padre ha vuelto a la selva pero por lo menos su salud es buena. Parece que escribe un nuevo libro que tiene absorbida toda su atención.

Con el mismo correo de esta carta, te mando un libro precioso, "Las Comedias Picarescas Españolas" que sé te gustarán mucho. Pregunté al Universal Gráfico sobre el libro que quieres pero me informan que las anécdotas han sido tomadas de muchos libros, no sólo de uno, así es que no puedo complacerte, pero espero que el que te mando te divertirá muchísimo.

Blue Eyes, después de pensarlo bien, prefiero que me hables el día 8 de enero, en la tarde y a mi casa. Así estaré sola esperando tu llamada y podré hablarte sin que me rodean veinte gentes.

La Noche Buena y el día último del año, especialmente este último, no te apartarás de mi mente ni un instante, pensaré con tanta intensidad en ti que estoy segura de que sentirás mi pensamiento, como debes sentir que, a pesar de todo, te quiero.

Ojalá que el próximo año podamos festejar el 24 de julio en Cuernavaca. Ojalá que haya algunos años de tregua y que por lo menos, aunque sea parcialmente, haya "paz en la tierra para los hombres de buena voluntad".

¡Hasta la vista!

Esperanza

Como regalo de Crismas te mando "La Novela Picaresca Española" en lugar de los calcetines de lana, pues creo que te gustará más. Cuando me hables por teléfono el 8 de enero en la tarde a mi casa, no te olvides de decir que me cobren a mí la conferencia. Con lo que debías pagar por ella, cómprate cincuenta "banana-splits" y cien "leches malteadas" y tómatelas a mi salud.




Mexico, D.F.
December 16, 1943

Dear Blue-Eyes:

You can not imagine the series of emotions I suffered when for the first time you tried to communicate with me by telephone and we could not hear each other. I thought that you called me to tell me that you were being sent to the front that same day and that you would leave without even being possible to talk to you. I was really desperate and did not know what to do. But when I arrived home on Sunday night and Gabriel told me that you had called me again, I calmed down and waited every moment to hear the phone ring. Finally on Monday you called, I could hear your voice very clearly and I could talk to you and tell you everything I wanted to without worrying about the people who were in my office and who listened perplexed to my conversation with you.

How much I thank you for having spoken to me, it was as if a weight had been lifted from my heart and now I feel relieved from a serious illness.

Do you know? I live with the fixed idea that the war will be over before they need to send you and other men to the front.

Besides how much I work, I swim every day and I have to leave the house when it's still completely dark, more so now that they've just moved the clocks forward. At the "Y" we are on holiday and since there is no service in the tank I am going swimming at el Chopo, it is an outdoor pool, the water is freezing cold and I swim under the starlight. This is the only way I can get some peace and chase away the bitterness that your absence and our circumstances bring with them. But let us think no more of this, this hateful war will soon be over and you will return safe and sound.

You tell me in your last letter that you alternately have fits of anger and sentimentality, Henry, that's nothing new, you've always suffered from them, when I told you about the bad state of your nerves you got angry with me but it's absolutely true. Most of the time you didn't act like a normal person, your demands, your whims were so many that there were really times when I didn't know what to do. This is not a reproach in any way, it is only to make you see the need for you to undergo medical treatment, to be cured, because before, when you lived in our beautiful Mexico, when you were close to me your illness was obvious, now in the difficult circumstances in which we find ourselves, things could be worse and I don't want that when you return, we start fighting again, arguing and making life difficult for each other. In one of my previous letters I already told you that as soon as you were back here we would go see a good neurologist and now I confirm my idea.

In this last letter that you write to me, I notice that your judgments are more serene and your ideas and observations are clearer. You should keep a notebook of all your impressions so that when this nightmare is over, when we feel safe, we can read and comment on them and see if we can draw any useful conclusions from them.

I fell in love by what you say about the "dozen little Schnautz", and that if I had them, I would have more rest than I have now. Possibly, but if before I had the conviction that this filthy world is not worthy of sheltering my child, now I don't have the slightest doubt about it. So, let the little Schnautz live only in our thought that is clean and in our heart that is good and let's not cast them upon this earth to suffer the evil of Cain. If you like, we can paint them on paper, we can give them rosy cheeks and lips, little blonde pigtails, and blue eyes as pretty as yours. Then we can see them smile at you and even caress them without bringing them into this mud. Okay, Papa Schnautz?

I'm very saddened by what you tell me about your dad. As for your mother, it is no longer new that she works 27 hours a day because I think that has always been her normal day.

My father has returned to the jungle but at least his health is good. It seems that he is writing a new book that absorbs all his attention.

With the same mail as this letter, I am sending you a beautiful book, "Las Comedias Picarescas Españolas" which I know you will like very much. I asked Universal Grafico about the book you want but they inform me that the anecdotes are taken from many books, not just one, so I can't please you, but I hope the one I am sending you will amuse you very much.

Blue Eyes, after thinking it over, I prefer that you talk to me on January 8, in the afternoon and at my house. That way I will be alone waiting for your call and I will be able to talk to you without being surrounded by twenty people.

La Noche Buena and the last day of the year, especially the latter, you will not leave my mind for a moment, I will think of you with such intensity that I am sure you will feel my thoughts, as you must feel that, in spite of everything, I love you.

Hopefully next year we can celebrate July 24 in Cuernavaca. Hopefully there are some years of truce and may there be at least, if only partially, "peace on earth for men of good will".

Hasta la vista!

Esperanza

As a Chrismas gift I am sending you "La Novela Picaresca Española" instead of the wool socks, as I think you will like it better. When you call me on the phone on January 8 in the afternoon at my house, don't forget to tell them to charge me for the conference. With what you should have to pay for it, buy yourself fifty "banana-splits" and a hundred "milkshakes" and drink them to my health.