14 de octubre de 1950
Querido Heni:
No debiste haberme mandado los veinticinco dolares antes de saber si era posible conseguir el material que quieres. Ya en una ocasión te dije que el hombre que tomó las fotografías es un cochino, como yo no correspondí "al gran amor que decía tenerme" él se dedicó a hacer una serie de cochinadas. Además Heni, la historía resultaría muy mala porque en final de cuentas no fue sino una excursión como cualquiera otra.
En cuanto a mi salud no creas que estoy sentada en una silla de ruedas, no, puedo caminar perfectamente y sigo trabajando como un demonio para ganar el pan nuestro de cada día. En cuanto a las historias de los magazines, mientras menos se hable en ellas de nosotros será mejor, porque cada día los señores periodistas - otros cochinos también - quisieran inventar alguna nueva y estúpida mentira.
Dime adónde quieres que te regrese el dinero a Evansville o a New York? ¿Ya te contestaron de España?
Aunque mis cartas sean escasas y cortas el mensaje que llevan es el mismo, porque yo también después de todo, hace sólo diez años que te quiero.
E.L. Mateos
14 of October of 1950
Dear Heni:
You should not have sent me the twenty-five dollars before you knew if it was possible to get the material you want. I already told you once that the man who took the photographs is a pig, since I did not reciprocate "the great love he said he had for me", he dedicated himself to doing a series of dirty things. Besides Heni, the story would turn out to be very bad because in the end it was just an excursion like any other.
As for my health, don't think that I am sitting in a wheelchair, no, I can walk perfectly well and I keep working like hell to earn our daily bread. As for the stories in the magazines, the less they talk about us in them the better, because every day the journalists - other pigs too - would like to invent some new and stupid lie.
Tell me where do you want your money back, Evansville or New York? Have you heard back from Spain?
Although my letters are few and short, the message they carry is the same, because I too, after all, have only loved you for ten years.
E. L. Mateos